La investigación es muy clara: los adolescentes se benefician de esperar el mayor tiempo posible posible antes de empezar a beber. También sabemos que losos adolescentes son menos propensos a beber cuando tsus padres/tutores comparten regularmente sus expectativas de que la bebida no está permitida. Una revisión de más de 20 estudios descubrió que cuando los padres daban permiso a sus adolescentes para beber, éstos bebían con más frecuencia y en mayores cantidades cuando no estaban en casa (6). De hecho, los adolescentes que tenían menos probabilidades de participar en el consumo excesivo de alcohol tenían padres que combinaban un estilo de crianza cálido y altas expectativas de no consumo (7).

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